sábado, 17 de octubre de 2015

Una droga llamada JUICIO

"Introyecto", Quino.

La vida nos presenta diariamente la oportunidad de “tener razón”, de dar de comer a nuestra necesidad egóica de decir “yo lo sabía”, “yo te había dicho”, “eso no está bien”, “como puedes hacer tal cosa?”, etc.

Juzgar es un vicio humano, compulsivo, que como una droga  afloja momentáneamente nuestros miedos y relaja la musculatura.

En estos momentos clave, en estos segundos suspensos en que nuestro ego demanda un manjar de los dioses que clama merecer, en estos instantes podemos (cómo no?) , elegir.
Elegir no mirar el mundo desde nuestras carencias,  introyectos y proyecciones, elegir la simplicidad del entendimiento de que somos igual al otro, somos el otro,  nada nos separa, nos distingue. Somos espejos.

Dejemos  los juicios para los Dioses, caso existan y caso juzguen.  Para vivir aquí “abajo” hace falta el darse cuenta - individual y colectivo - de que todos somos UNO y que al juzgar el otro estamos, invariablemente, en un proceso de auto-juicio y así, negándonos  Amor.


Lia Ferreira

domingo, 11 de octubre de 2015

El Estomago y las Emociones



Comparto un articulo muy interesante por Carmen Guerrero en "Plano sin Fin". 
Link: http://planosinfin.com/el-estomago-y-las-emociones/


Como dice Joman Romero en su libro “Conocernos”:

El estómago está emocionalmente ligado a la comida, el amor, el afecto, la supervivencia, la recompensa y a la madre. Sustituimos nuestra necesidad de afecto y amor por comida en momentos de pérdida, separación o muerte, o para mitigar tensiones económicas o materiales, etc.

Los problemas de estómago están relacionados con mucha frecuencia con el “pan de cada día”, es decir, que atañen sobre todo a los aspectos materiales de la vida, sea en el ámbito del trabajo o en el afectivo. Nos indican que estamos angustiados y que nos sentimos inseguros porque tenemos dificultades en el control del mundo material. Estamos preocupados por contrariedades económicas, profesionales, escolares o judiciales y no paramos de darle vueltas de una manera obsesiva, ya que tenemos mucha ansiedad por el porvenir.

¿Cómo ayudar desde el plano emocional a que los problemas de estómago se sanen?

1.- Toma conciencia de tus sentimientos cuando lo que suceda en tu vida sea difícil de “digerir”. El dolor de estómago es un buen indicador de que algo indigestible marca ese momento de tu existencia, o te transporta a una experiencia previa asociada al presente y que debes de sanar.

2.- No te “tragues” aquello con lo que no estés de acuerdo, mordiéndote la lengua y las palabras que dirías en ese momento. Aprende a decir que no, a reafirmarte y a dejar pasar esos trenes que no te llevarán a donde quieres llegar.

3.- Tampoco te “tragues” relaciones tóxicas por temor a defraudarlas o por miedo a la culpa. Aléjate de quien no te alegre la vida.

4.-Si hay una “contrariedad indigesta” en tu vida, toma uno de los caminos, el que más se alinee con tu finalidad en la vida, no permanezcas demasiado tiempo en la indecisión.

5.-Si ya te “tragaste” algo que no puedes vomitar, trata que de no te contamine. Absorbe de la experiencia lo útil y lo desechable saldrá de manera natural. Acepta que cada hecho que nos sucede nos transforma.

6.- Si una situación “te levanta el estómago”, haz caso a esa señal del cuerpo y decide sabiamente como no nutrirte de ella.

7.- Si sientes mariposas en el estómago, éstas anuncian transformación. Ábrete a sentir: el bienestar de sus aleteos te impulsará hacia lo nuevo, pero si es malestar lo que te produce ese revoloteo, aléjate a un lugar seguro.

8.- La sensación de vacío en el estómago (cuando la nutrición es adecuada), te habla de insatisfacción existencial. Evita el autoengaño y revisa con atención y sinceridad que áreas de tu vida están desatendidas.

9.- Un acumulo de gases en el estómago te están invitando a tomar conciencia de las ideas que en el día se han quedado por digerir.

10.-Las repetitivas nauseas te hablan de excesiva desconfianza. Por experiencias del pasado, has aprendido a defenderte de lo que te rodea, pero ahora es excesivo. El miedo se cura con dosis de confianza y afrontamiento.

jueves, 1 de octubre de 2015

Ser Terapeuta, Ser Persona


(Imagen de Alex Grey)

He devorado paginas y cuadernos de teorías y tratados, pensamientos e ideas. Desde niña que las palabras me fascinan. Al largo de años de estudios y otros de investigación personal he buscado un maestro, alguien que me enseñara como hacer terapia, como ser "mejor ser humano", como alcanzar la tan deseada "paz interior". Una autoridad externa que me guiara y en cuyo saber pudiera confiar. Hoy intuyo que buscaba lo invisible. 

En todos estos psicólogos, sabios y filósofos, encontré un "hacer" diferente. Unos más ortodoxos, otros mas holísticos, unos más mentales, otros espirituales. Y todos con algo muy claro en común: un sentido enorme de respecto y compasión para con este milagro complejo que es la experiencia humana. 

Intentado montar este "puzzle" de inspiraciones, poco a poco, sin darme cuenta y con toda la humildad de que puedo tener conciencia, he desarrollado un "saber" propio. Uno que bebe de todos los psicólogos, terapeutas, sabios, filósofos, maestros, compañeros que han sido una fuente de conocimiento y encuentro y que añade, naturalmente, algo de mi: consciencia, mi forma cambiante de organizar el mundo, estar y ser en él y, como no, mis vivencias.

Hoy me considero algo "simplista": entiendo por terapia humanista toda la que es realizada poniendo atención en la presencia, verdad, consciencia y compasión para con la persona que esta delante y que se dispone a compartir sus caminos, sus dudas, sus medos y su voluntad. Intento no pretender nada. No querer llegar a parte alguna. Disfrutar a su lado del proceso. El proceso de búsqueda adentro de uno mismo, de luchas y tratados de paz con nuestro "yo", del encuentro de nuestras fuerzas y debilidades, del contacto con la energía vital de cada uno, hecha de amor y conciencia.

Estar como ser humano, delante de otro ser humano. Y creer. Creer en la transformación, en nuestro poder creativo y sanador, nuestra capacidad de entrega a la vida y en la nuestra tan humana HUMANIDAD.