Nuestras cicatrices emocionales, físicas, mentales y espirituales cuentan nuestra historia, espejan nuestro camino y sirven de hilos que unen nuestras partes más separadas, heridas.
Nos ensenan que la sanación, la regeneración, la transformación son parte de nuestro SER y que si nos rompemos, nos dañamos, nos desintegramos, podemos volver a juntar las partes, a unir lo que se separó, a reconstruir una y otra vez esto a que llamamos YO.
Lia Ferreira